Una de las citas más conocidas de Bill Gates aludía al siglo XXI en el que estamos afirmando que, para entonces, habrían dos tipos de negocios: aquellos que están en Internet y aquellos que ya no existan.
El tiempo le ha dado la razón porque la sociedad ha cambiado de tal manera que las comunicaciones personales y las relaciones sociales se han trasladado a los dispositivos móviles.
Nada de extrañar, teniendo en cuenta que más del 80% de la población tiene un smartphone y que el grado de penetración de las redes sociales es del 86%, constituyendo un universo de 19,2 millones de usuarios en España, según el Estudio Anual de Redes Sociales IAB-2017.
Ahora ya más que nunca, las pymes están obligadas a subirse al carro de la innovación para que su marca sea visible en el mercado virtual y motivo de comentario en las redes sociales. Su mera presencia, con mensajes veraces, sinceros y pragmáticos, hará que la comunicación con los usuarios vaya en aumento con un punto de empatía y naturalidad que desconocen hasta ahora.
Comunicaciones llenas de ilusión y optimismo que contagiarán vitalidad y romperán, así, con una de la idea de que “yo no lo hago porque no confío”. Oponerse y negarse a ver la realidad conduce a la desaparición. Hay que ser proactivo en el proceso de reconversión… ¿cómo? Mejorando las habilidades y dejándose aconsejar.
Los expertos vaticinan que, para el 2020, la Cuarta Revolución Industrial nos habrá traído la robótica avanzada, el transporte autónomo y la inteligencia artificial. Cada vez seremos más tecnológicos, cierto, pero también más creativos porque es una tarea emocional y llena de sentimientos que aún no pueden desarrollar los robos.
En cuanto a los empleos que desaparecerán ya se ha desvelado que la escucha activa, considerada hoy en día una habilidad básica, desaparecerá por completo y que, en cambio, la inteligencia emocional superior, se convertirá en uno de los conocimientos más y mejor valorados.
En estos momentos, la racionalidad que aporta la innovación y la tecnología tiene como compañera de viaje a la ilusión y a la emoción…O como dice nuestra compañera y autora del libro “Working happy”, Txell Costa, “habrá negocios con alma versus negocios con robots.”
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